martes, 6 de diciembre de 2011

Necesito un techo

y no vale el puente. Hoy termina el día de la Constitución €spañola, esa que cambiaron a toda prisa en los estertores del verano, en menos que tardas en volver de la playa de vacaciones. Algunas ediciones de esa Constitución tiene un artículo, el 47, que consagra el derecho a una vivienda digna. Otra ediciones, las que cogen polvo en las bibliotecas de ministerios, consejerías y ayuntamientos no recogen este artículo, por lo que veo.
En este país, a día de hoy, mucha gente no tiene trabajo. Vaya novedad. Pero detrás de la encuesta de población activa, de los números porcentuales, del número de descenso de afiliados a la SS (Seguridad Social), hay nombres de personas. Y ese desempleo lleva a que muchas de estas personas no puedan hacer frente a los pagos de la hipoteca. Y no poder hacer frente a esos pagos conlleva que el banco/caja/entidad financiera se quede con la vivienda, la tase y te cargue la diferencia hasta completar la hipoteca: sin casa y debiendo dinero al banco. Fantástico. El artículo 47 de la Constitución suena a música de los caballitos. O a un irónico miserere.
En esto que las personas, hartas ya de haber perdido el curro, la casa, la posibilidad de una vida medianamente digna, pierden también el miedo. Y una vez que han perdido el miedo que atenaza el pensamiento se dan cuenta de que en las ciudades en general y en Madrid en particular hay una cantidad obscena de edificios vacíos, listos para especular, edificios que son propiedad de empresas que se han declarado en quiebra y están en un proceso judicial. Y yo sin casa y debiendo dinero al banco. Y en diciembre, que aparte de ser el mes de la Navidad, hace un frío que pela en una ciudad de clima continental interior. Y se decide ocupar esos edificios para ni más ni menos que dormir debajo de un techo, protegido del frío y del áspero clima decembrino, algo innato en el ser humano desde los inicios de los tiempos. Y después de un tiempo bajo techo, las autoridades que deben hacer valer ese artículo 47 deciden, enviando ingente cantidad de polícias, echar a esas personas porque han cometido un delito de usurpación. Deberíais haber visto a la policía antidisturbios haciendo un semicírculo protegiendo (de no sé qué, porque todo se desarrollo sin ningún incidente y sin resistencia) a los albañiles que estaban tapiando con resillones las puertas. Tristísimo. Mientras 16 familias en la calle. Anoche se ocupó otro edificio de forma simbólica, y otro más. No sé, la sacrosanta propiedad privada debe tener límites, por ejemplo cuando colisiona con derechos humanos básicos, ¿no? O cuando la sociedad percibe que para los graves problemas no hay respuesta de las instituciones.

2 comentarios:

Jesu dijo...

Las leyes están para servir al ciudadano, las casas para acoger a las personas...

Esto parece que se ha olvidado.

Twat Boy dijo...

Totalmente de acuerdo. Las leyes cuando no sirven hay que cambiarlas, no empeñarse en mantenerlas por el mero hacho de que "hay que cumplir la ley" y "la ley está para cumplirla". Con este supuesto nunca habríamos salido de la ley del Talión.
¡Un abrazo a todxs!