miércoles, 24 de septiembre de 2008

Atención, pregunta:

Si se dice o dicen que en 1989 murió el comunismo ¿podemos afirmar que en 2008 murió el capitalismo?

viernes, 19 de septiembre de 2008

En aras de la tradición

Expresión tan antigua como la costumbre que suele defender. Es la única defensa del Toro de la Vega de Tordesillas, en Valladolid, España. Y también comentan que no sufre (sic). Yo desconocía la existencia de esta tradición, muy arraigada por lo visto, y me ha parecido sencillamente... sencillamente... dadme tiempo por favor para encontrar un adjetivo... ... No encuentro una palabra que pueda expresar lo que me produce, así que ahí van unas cuantas: perplejidad, repugnancia, intolerable, inhumano (sólo los caballos y el toro lo son en esa ¿fiesta?), vergonzoso, asqueroso, sonrojante... incluso ira me produce, que es pecado capital. Aunque si la ira que yo siento es pecado, no sé lo que será lo que cometen los que siguen esa tradición...

jueves, 11 de septiembre de 2008

East Side Gallery

Es el trozo de muro más largo que queda. Más de un kilómetro, creo recordar, decorado en los orígenes de su caída por artistas de diferentes sitios del mundo en el lado del Este, totalmente prohibido durante el regimen comunista de la RDA. Colorido y un canto a la democracia y la libertad es lo que domina en los temas, además de dotar a la sociedad de un poder enorme, al margen de los dirigentes políticos. Hoy, gracias al vandalismo del turista, sobre todo, sólo se puede vislumbrar lo que fue esa obra de arte. Graffiti espectaculares se asoman entre rotuladores negros con frases como Fulanito estuvo aquí, España huele a culo o simplemente un nombre y un país. Vergonzoso. Y a pesar de lo que pueda parecer, a pesar de ver a familias respetables rotulador en mano escribiendo esas sandeces, pintar en el muro es un delito, no lo hagais, portaos bien...
East Side Gallery

lunes, 8 de septiembre de 2008

Museo judío y monumento del holocausto.




El monumento del holocausto son más de 2.500 bloques rectangulares de hormigón gris que se asemejan a un enorme y triste cementerio. Tú puedes corretear entre ellos cual tumbas, en un laberinto de muerte. Y debajo está el museo, fotos, grabaciones, cartas manuscritas con nombres y apellidos de víctimas de los nazis. Llama la atención la forma de expresar la vida de estas personas, la traducción al inglés era siempre con la palabra murdered, asesinado. Asesinado por hambre, asesinado en la cámara de gas, asesinado por enfermedad. Un matiz muy interesante, aquí en España se habla de murió de hambre, y no los asesinaron por hambre, les asesinaron a base de no darles comida. Aparte del apunte léxico, emoción a flor de piel. Después fuimos al Museo judío. Las dos únicas veces, aparte del aeropuerto claro, que hemos tenido que pasar por detector de metales, estos dos museos. Y policías en la puerta. Revelador. El Museo judío más de lo mismo, que no por ello malo. Maletas, fotos, cartas... de personas con nombres y apellidos asesinados por la locura nazi. Me llamó la atención una enorme sala de hormigón, vacía, gris, con una pequeña ranura por la que entraba un hilo de luz. Una angustia terrible, silenciosa. Una cámara de gas o un vagón de tren... Y también me impresionó una instalación de un artista israelí, no recuerdo el nombre, lo siento, que consistía en una estancia llena de caras de acero, cuyos ojos y boca eran huecos, de diferentes tamaños y edades por la que podías caminar. Una enorme fosa común con un ruido metálico a medida que avanzabas... al final aparté las caritas pequeñas muy cuidadosamente con la punta del pie para no pisarlas... sugestión. Una forma de humanizar la cifra de seis millones de personas, poner caras, nombres y apellidos y sabiendo historias particulares. Emotivas cartas de madres a sus hijos diciéndoles que no los iba a ver más y que los quería. Fotos de chavales de 18 años en un día de campo detenidos y deportados a otro campo, el de concentración, al día siguiente.
Por último visitamos la Topographia des terrors, las ruinas de la sede de las SS. No queda gran cosa, lo único han colocado fotos de la época y explicaciones de los desmanes y atrocidades de los nazis.
Te queda una tristeza enorme, una visión terrible por indiscriminada. Bien podía haber sido yo en esa época por ser español, moreno y bajito, o por ser de izquierdas o por vete tú a saber. Estrellas púrpuras por las calles, voluntarios nazis haciendo guardia en la puerta de la tienda de un judío con pancartas ¿Quién entra a comprar?
Mucho sufrimiento de un pueblo... y por eso me sorprende que hoy, más de sesenta años después el gobierno de ese pueblo que fue masacrado y que consiguió un Estado, un gobierno apoyado obviamente por un sector de la población (ojo, no digo toda) asfixia, por decir algo, a los palestinos en aras de su seguridad, levanta un inmenso muro al estilo del que había en una ciudad que hoy rinde homenaje a las víctimas del nazismo. Quizá haya que esperar algunos años para que la historia se repita en Gaza, en Ramala o en Tel-Aviv, ver museos del holocausto palestino. Mientras tanto, como siempre, seguimos repitiendo la historia, no aprendemos.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Tacheles











Me habían hablado muy bien de ella. Es una casa ocupa en Oranienburgerstrasse de cinco pisos que cuenta con bares donde se come bastante bien, uno el Café Zapata. Ante una carta en alemán la camarera se puso a doblar el codo y meter las manos bajo las axilas para indicarnos que era pollo y a ponerse sendos dedos índice en la cabeza para decirnos que lo otro era ternera. Qué maja la chica. Y el cocinero italiano que sale a preguntarnos si nos ha gustado. Yo tenía el plato limpio, mojé pan en la salsa, y le contesto muy serio que no. El pobre se queda rígido... aguanté dos segundos la sonrisa y le indiqué el plato... respiró y nos señaló en el plano un montón de sitios que le preguntamos, mientras tenía otros platos en el fuego. Educación extrema. Pero lo que mola de la Tacheles es el colorido. Son cinco pisos de escaleras y estancias sin nigún centímetro cuadrado sin pintar. No os exagero, hay graffiti hasta en los peldaños. Ni un sólo hueco. Durante los fines de semana hay un bar en la tercera planta con neones rojos (en Berlín hay gran gusto por el neón), mobiliario decadente y música electrónica minimal muy buena. Las cervezas a dos y medio, un tercio de Beck´s. Tres euros entrar, para mantener todo el tinglado. En esa tercera planta hay talleres de pintores y exposiciones de artistas que venden allí la obra, sin intermediarios. Del artista al comprador. Obras muy buenas, claro que a mí el arte abstracto urbano me priva. En ARCO, la feria de arte contemporáneo de Madrid, he visto cosas infinitamente peores. Mi Niña se vino arriba y quería pintar un dibujo (pinta muy bien, nunca lo he dicho) y preguntamos a un pintor cuarentón tardío, ojos claros tras unas gafas redondas al estilo John Lennon, pelo rubio rizadísimo largo en forma de coleta y camisa amplia a cuadritos si se podía pintar (pregunta tonta por otra parte, ya os he dicho que no hay 1 centímetro cuadrado sin color). El tío mira extrañado, encoge los hombros y nos dice que él no es el dueño de nada y que hagamos lo que queramos. Le decimos que queríamos pintar allí, en ese trozo de pared azul y él nos mira boquiabierto y nos suelta (traducido, claro) "¿ahí? ¿por qué? si ya es azul...". Lo entendimos después... Pintada rápida y abajo, una terraza con unas cuantas barras, con arena de playa por todo el recinto. Música electrónica, una tumbona de playa y una cerveza en la mano. Chispazos a lo lejos de lo equipos de soldadura de los escultores en hierro, que estaban trabajando... Me encanta el planteamiento de este edificio-colectivo: edificio abandonado en desuso, artistas encuentran un lugar para trabajar, los artistas venden directamente, los bares y barras de bar sacan dinero para mantener el edificio y los gastos... Para mí, un diez... Merece la pena dar una vuelta por ahí si vais...

Tacheles