miércoles, 30 de junio de 2010

Efectos de la crisis

Soy de Madrid y trabajo en Madrid. Afortunadamente para mí no he encontrado grandes atascos estos dos días de la huelga de Metro. Una huelga sin servicios mínimos porque así lo quisieron los trabajadores en asamblea, con las consecuencias incluso penales que eso conlleva como se encargan de recordarnos día tras día miembros del gobierno de la Comunidad de Madrid, organismo del que depende este servicio. Madrid colapsado, es lo que tienen los sectores estratégicos. Y es la fuerza que tienen, y lo saben. Por eso actúan así.
Las reacciones de la gente no se hacen esperar: indignación, pataleta, día horrible porque tardo más en llegar al trabajo, yo también tengo que trabajar, a mí también me han bajado el sueldo, población secuestrada... Y las reacciones de los poderes públicos tampoco: ilegalidad, fiscalía general del Estado por unas declaraciones, conductores privilegiados...
Lo normal en ambos bandos, ciudadanos cabreados y gobiernos dando imagen de firmeza.
Las negociaciones con el gobierno de la comunidad de Madrid son una broma: te toman el pelo, hacen propuestas inadmisibles, ganan tiempo, desprestigian a los trabajadores en huelga... Ejemplo: Telemadrid, con sentencias a favor del comité de huelga en juzgados de Pozuelo. Por ejemplo. Por eso no me extraña la reacción de los trabajadores de Metro porque en este país o la armas gorda o no te toman en serio: los jardineros subcontratados del ayuntamiento de Madrid tuvieron que destrozar las flores del centro de la ciudad. Por ejemplo.
Y a los usuarios que lloran tanto, que sollozan que a ellos también les han bajado el sueldo y demás, sólo les digo que menos queja y más manifestación. Si no te pones en huelga es porque no lo consideras necesario, porque no puedes (contratos precarios, por ejemplo) o porque no te atreves (no te quejes de gente que sí se atreve a rebelarse contra lo que cree poniendo en peligro incluso su trabajo). Puede parecer duro, pero es lo que pienso. Y ser funcionario, tener trabajo fijo, no es un privilegio, es un derecho. Un derecho del resto de ciudadanos.

3 comentarios:

Nesta dijo...

La gente que se queja, seguramente también se quejará de que estemos en crisis, pero no hacen nada por cambiar la situación.

Anónimo dijo...

Llevo tres días discutiendo con mi hermano, uruguayo de adopción, sobre este tema. Mi argumento para defender la actuación de los trabajadores de Metro es el que tú comentas: en este país no hay otra forma de que si quiera se replanteen las medidas, de que escuchen una reivindicación tan moderada como que no les bajen el sueldo. Entiendo la indignación del resto de la gente, y entiendo que no se puede pisotear los derechos de otros para hacer valer los de uno, pero que alguien me diga alguna alternativa para que, repito, en este país te escuchen. Y, ya de paso, que me expliquen también por qué, habiendo subido en Enero un 23% el precio del BonoMetro, ahora deciden bajar el sueldo a sus empleados.

Fdo. Uve.

Pecosa dijo...

Pues a mí me parece perfecto. Por lo visto, en este país nos rebelamos todos, pero desde el bar, tomando unas cañitas.

¿Que a esta gente se le han hinchado y han decidido hacer una huelga sin servicios mínimos? Ole sus cojones. ¿O es que tenemos que seguir tragando mierda sin hacer nada?

Por desgracia, las reuniones, diálogos, intentos de acuerdos en estos casos tan jodidos de poco sirven. Hasta las manifestaciones han perdido valor reivindicativo para convertirse en algo cotidiano y nada impactante ("¿Has visto la mani que han hecho por tal cosa?" "Ah, sí...¿Vamos al cine?").

A ver si esto sirve como iniciativa para que la gente empiece a liarla, que ya toca.

Firmado: una que ha decidido empezar a liarla en su trabajo.