sábado, 13 de marzo de 2010

Sin título 1

El otro día leí que un grupo de menores agredió a una chica de 17 años en un vagón del cercanías de Madrid. Era sábado, a las diez de la noche. El vagón estaba lleno, pero nadie actuó. Todo el mundo miraba hacia otro lado. Yo creo que habría dicho algo, habría recriminado esa acción. Y la gente con la que comento esto me previene de que puede ser peligroso, que los chavales de esa edad dan miedo. Es cierto, son unos inconscientes, no miden las consecuencias de sus actos, pero vivir en una sociedad que tolera estas agresiones, que se ha acostumbrado a esto, que empieza a normalizar que existan estas acciones y que yo nada puedo o quiero hacer por miedo, porque no va conmigo, por lo que sea, es una sociedad caduca, deshumanizada, robotizada. Un sociedad acostumbrada a estar tutelada por las mil cámaras de seguridad, por saberse vigilados y observados, de manera que mi responsabilidad social de solidaridad y ayuda la delego en los mil cuerpos públicos y privados de seguridad. Que actúen ellos, yo no me arriesgo. Y todo resuelto.
Pero el pensamiento que me invade es que un día puede ser mi hija la que sufra la agresión y me gustaría que alguien la echara una mano... Sí, ya lo sé, me estoy haciendo mayor.

3 comentarios:

Nesta dijo...

La última vez que me interpuse en medio de un intento de agresión (eran unos 15 chavales que iba a pegarle a uno solo), uno de ellos le enseñó a mi hermano (que venía detrás mía) un cuchillo jamonero. A mí también me gustaría pensar que si es mi hijo el que va a ser agredido, alguien tenga el valor de defenderle, pero no me gustaría que mi hijo se llevara una puñalada por defender a otra persona. Es complicado...

Twat Boy dijo...

Evidentemente yo tampoco quiero ser un héroe muerto, y ante un cuchillo así sólo queda llamar a la policía. Sólo pienso en desterrar la indiferencia, implicarse un poco más, algo que puede evitar muchas agresiones.
Un saludo a todos.

Todo a Cien dijo...

me imagino que en otras generaciones, por ejemplo la de nuestros padres, hubieran actuado y también habría gente violenta. La diferencia es que ahora nos meten los sucesos con embudo por la tele y disponemos de más información y más "casos" donde reflejar nuestros miedos. La sociedad de la información tiene sus cosas buenas y malas. De todas formas, yo te lo digo ya...llamo a la policía pero no me meto...y eso que tengo una hija. Es el miedo natural. Qué horror nunca creí que diría esto¡¡¡¡